LA VIDA ES
MUY CORTA
PARA NO BEBER
VINO
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VINO TINTO
Intenso, con carácter y con historia: como esas conversaciones que se alargan hasta la madrugada.


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VINO BLANCO
Fresco, brillante y lleno de matices. El vino que convierte cualquier momento en una celebración.
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CAVA
Las burbujas que marcan la diferencia. Porque la vida está llena de cosas que hay que brindar.

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Enoturismo en Bodegas Cañalva
Camina entre nuestros viñedos, descubre cómo nace el vino paso a paso y vive una experiencia auténtica en plena naturaleza. No vienes solo a ver una bodega, vienes a conocer nuestra esencia.

Experiencia
Catas de vinos
Para más información sobre la experiencia puede llamarnos al 927369405 o al 649966713, o enviarnos un correo a: info@bodegascanalva.com
40€ / PERSON

Experiencia
Catas maridajes
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40€ / PERSON

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Talleres de cata
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BODEGAS CAÑALVA
Nuestra historia
BODEGAS CAÑALVA
Nuestra historia
Mientras el mundo giraba a su ritmo, ellos eligieron otro.
Uno más lento. Más auténtico.
Uno en el que cada vendimia tenía algo de celebración.
Y cada copa, un pedazo de alma.
Elaboraban su vino en tinajas de barro.
No había prisa.
No había etiquetas llamativas.
Solo vino.
Del que te habla bajito. Del que no se olvida.
Ese fue el punto de partida.
Después llegó Felisa, la hija.
Y con ella, Lorenzo.
Nuevas ideas, misma pasión.
El negocio familiar empezó a crecer.
Una nueva bodega, más grande, más moderna, con maquinaria actual…
pero sin traicionar la esencia.
El vino seguía siendo artesanal.
Solo que ahora… tenía más espacio para respirar.
Y entonces, como en toda buena historia,
llegó la tercera generación.
Álvaro Peloche.
Nieto de Calixto y Clara.
Hijo de Felisa y Lorenzo.
Enólogo formado entre Madrid y Burdeos.
Traía una visión distinta.
Más técnica, más internacional.
Pero con las raíces bien sujetas al suelo de Cañamero.
Álvaro tomó las riendas en 1999.
Y lo primero que hizo fue claro: respetar el pasado.
Lo segundo: mirar al futuro.
Modernizó procesos.
Apostó por vinos de más calidad.
Fusionó tradición y ciencia.
Y entonces, en 2002, la bodega cambió de nombre.
Bodegas Cañalva.
De Cañamero. De Álvaro.
Una declaración de intenciones:
Esto es lo que somos. Esto es lo que hacemos.
Pero la historia no termina ahí.
En 2009 llegó Claudia, con idiomas, marketing y visión global.
Ella entendió una cosa clave:
Si el vino emociona aquí… puede emocionar en cualquier parte del mundo.
Y así fue.
China, Japón, Alemania, Suiza, Estados Unidos…
Nuestros vinos cruzaron fronteras sin dejar de ser lo que son:
auténticos, honestos, con carácter.
Hoy, tras más de 70 años, seguimos siendo una bodega familiar.
Pero con alma de marca.
Con historia. Con ambición.
Seguimos haciendo vino como antes,
pero con los ojos puestos en lo que viene.
Con los pies en Cañamero y la mirada abierta al mundo.
Porque en cada botella de Cañalva hay algo más que vino.
Hay barro, hay esfuerzo, hay familia.
Hay Extremadura.
Hay verdad.
Y eso, créenos, se nota en cada copa.